El nacimiento de la ciudad-vínculo

El bus arranca una mañana de finales de octubre, y de repente pienso que todo viaje empieza y termina con lo mismo: una despedida. A veces es solo decir adiós a una ciudad. Otras, abrazar a alguien hasta dentro de unos días, unos meses, un año o quizá nunca más.  A las despedidas inevitables se le unen los pálpitos. Porque, de una forma u otra, cuando viajamos, configuramos en nuestra mente una imagen más o menos nítida de los lugares a los que vamos. Incluso aunque no hayamos visto nada en Internet, ni una sola referencia visual, el nombre ya nos dice algo. En un viaje de cuatro días para ver dos ciudades europeas, la marcha y el pálpito se convierten, aún más, en ejes fundamentales de la experiencia. No da tiempo a nada más que confirmar pálpitos y dejar atrás edificios y personas.

Alejarse de Praga durante un tiempo es complicado. Es una despedida lenta porque las torres, todas las que tiene, tantísimas, incontables si no fuera por la tecnología o la paciencia, tardan en decir adiós y desaparecer del horizonte. Es como si no se pusieran de acuerdo para hablar, como si tuvieran que ir despidiéndose una a una del bus que me lleva lentamente hacia Brno.

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¿Qué es periodismo narrativo? Una mirada a otro mundo posible

Llueve. Miro por la ventana de una sala de estudio gris y veo a un pájaro aguantando estoicamente la lluvia. Y me pregunto… ¿por qué estoicamente? ¿Y si se encoge en sí mismo sonriendo, disfrutando de los deslices de las gotas por su cuerpo? Llueve y la tierra parece recobrar su alegría. Llueve y mi mirada vaga por un procesador de texto insípido, repleto de palabras mordaces que analizan los medios de comunicación en su guerra mediática dentro del asunto catalán. Iba a escribir conflicto, pero para mí no es conflicto lo que supone una prueba de salud para la democracia. El conflicto es creado a propósito por el egoísmo de unos pocos.

Leo los titulares, las noticias… y me encuentro con la misma vacuidad en todos. La misma falta de contextualización, los mismos datos brutos, la misma forma insana de hacer periodismo. De polarizar, de transformar una realidad compleja en una simple fórmula bicolor, en un blanco y negro dañino. ¿Dónde quedó esa función de formar, educar, ayudar a solucionar problemas y no crearlos? Olvidada en un cajón. Encima de la mesilla de noche está el clickbait, el ‘di esto o lo hará otro por ti’, los copia y pega.

Llueve y me pregunto si hay otra forma de hacer las cosas. Y sí, la hay. Igual que no hay una sola manera de mirar el mundo, sino cientos, miles de puntos de vista de una misma cosa.

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